Los floricultores reunirán el 8 de marzo un total de 1800 mujeres de los municipios de Chía, Sopó y Zipaquirá, para hablar de su papel protagónico en la gestión, conservación y aprovechamiento del capital social y natural.
Las exportaciones de flores del país generan anualmente más de 200 mil empleos formales, directos e indirectos, y el 60% de ellos lo ocupan mujeres, en su gran mayoría cabeza de familia.
La floricultura beneficia, cada año, en las zonas rurales a 7 mil mujeres con actividades de formación y capacitación técnica
Gracias a las flores, las mujeres rurales han encontrado un camino para superarse, sacar adelante sus familias y luchar por la igualdad ante los hombres
“En marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, sin embargo, debemos trabajar todos los días por el goce efectivo de sus derechos, por la igualdad de género y, lo más importante, por modificar los paradigmas que han impedido reconocer su inmenso aporte al desarrollo de las comunidades y de los países, aseguró Augusto Solano, presidente de Asocolflores.
Según Solano, “Las actividades con que Asocolflores conmemora anualmente el Día Internacional de la Mujer, son una pequeña parte del trabajo que adelantamos desde hace cinco décadas, el cual le permite a nuestra floricultura ser reconocida mundialmente por su aporte al desarrollo de la mujer rural. En esta ocasión, reuniremos a 1800 mujeres de Chía, Sopó y Zipaquirá, para escucharlas y conversar de sostenibilidad, familia, equidad y valores. Así continuamos construyendo mancomunadamente soluciones acordes a su realidad y a las de sus comunidades.
En cada uno de los municipios mencionados Asocolflores, en alianza con sus administraciones municipales, adelantará durante el próximo 8 de marzo una conferencia con la reconocida psicóloga Amparo Bocanegra Lozano, especialista en Recursos Humanos y Equidad de Género, de acuerdo a la siguiente programación:
Zipaquirá
Hora: 9 a.m.
Lugar: Calle 8 Nro. 33-40
(Casa Social de la Mujer)
Sopó
Hora: 11 a.m.
Lugar: Calle 1 No. 2 - 49 (Casa de la Mujer)
Chía
Hora: 5 p.m.
Lugar: Carrera 7 No. 51- 15 (Biblioteca Hoqabiga)
“La importancia de la mujer no se limita a la conmemoración de un día o a la celebración de actos públicos. Esto es importante más no suficiente. Por eso, la relación entre Asocolflores y la mujer ha acompañado a la floricultura colombiana desde hace 50 años. Hemos crecido y evolucionado de la mano. Las flores le brindaron a la mujer del campo una oportunidad que no tenía frente a la agricultura convencional, una actividad eminentemente masculina, algo inimaginable hasta ese entonces en las zonas rurales del país”, aseguró Paola Rojas, directora de Responsabilidad Social de Asocolflores.
La mujer en la floricultura colombiana
En un comienzo impulsar el desarrollo de la mujer rural no fue tarea fácil para los floricultores. Supuso dificultades y violencia intrafamiliar. El hombre era quien ganaba y manejaba el dinero, no siempre de la mejor manera; sin embargo, gracias al trabajo con las flores ahora la mujer recibe ingresos, en muchos casos mayores al que los hombres obtienen, y administra la economía familiar sin depender de su pareja.
Durante este proceso, y por iniciativa de Asocolflores, fundada en 1973, nació hace más de 20 años el Programa Cultivemos la Paz en Familia, el cual hoy sigue en acción ayudando a resolver conflictos familiares, trabajando por el empoderamiento de las mujeres en las zonas rurales del país y promoviendo la sana convivencia familiar.
Por otra parte, los floricultores colombianos desarrollan desde hace varios años, una estrategia de negocio que involucra la igualdad como eje transversal para alcanzar los ODS, mejorar las condiciones de vida de la mujer en sus zonas de influencia y cerrar las brechas de género que hoy afectan negativamente a los países en su búsqueda por eliminar la pobreza.
Hoy, gracias a la institucionalización y promoción gremial de esta estrategia y a sus diferentes líneas de acción, anualmente se benefician en las zonas rurales 7 mil mujeres en formación y capacitación técnica; 1.500 cuentan con apoyo en la gestión de vivienda nueva, remodelación o construcción en sitio propio; 1.400 participan en actividades lúdicas y de recreación y 5.500 asisten a programas de promoción laboral y deportiva.
Así, la floricultura colombiana demuestra que las empresas, sin importar el segmento de la economía al que pertenezcan, pueden y deben trabajar estratégicamente para asegurar, desde la equidad y la igualdad, el desarrollo de la mujer y sus comunidades, como principio rector de la sostenibilidad.
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