El documental, dirigido por el sirio Feras Fayyad, cuenta la historia de un grupo de doctoras que luchan contra los bombarderos diarios, la escasez crónica de suministros y la amenaza de ataques químicos a un hospital subterráneo llamado “The Cave”, en una Siria devastada por la guerra.
Estreno exclusivo el lunes 3 de febrero a las 10:00 p.m. por National Geographic
ADMIRACIÓN HACIA LA VALENTÍA FEMENINA, DESDE LA CUNA
El director sirio Feras Fayyad se crió rodeado de mujeres: su madre, siete hermanas y cuatro tías. Siempre le perturbó la visión de la mujer en la sociedad siria, en donde se las considera el sexo débil, nacidas para ser esposas y madres, e inherentemente inferiores al hombre. “Mi madre siempre estaba haciendo cosas”, dice. “Yo aprendí de ellas y de mis hermanas y mis tías. Ellas me convirtieron en la persona que soy”.
LA EXPERIENCIA DE LA TORTURA EN CARNE PROPIA
En 2011, el gobierno de Bashar al-Assad comenzó a tomar medidas severas para desbaratar el movimiento prodemocrático. Fayyad fue arrestado, su película sobre un poeta sirio exiliado y su lucha por la libertad de expresión lo puso en la mira del régimen. Fue encarcelado y torturado durante quince meses. Allí presenció crueldad y misoginia. “Como hombre que creció en una familia de mujeres, esto fue muy fuerte para mí. Sentí que algún día tenía que usar mi voz como cineasta para denunciar todo esto”.
EL DESCUBRIMIENTO DE AMANI BALLOUR
En agosto de 2013, el gobierno de Al-Assad realizó un ataque con armas químicas en Guta. Se lanzaron misiles a las 2:30 de la madrugada, que asfixiaron a la población mientras dormía. Feras Fayyad quedó impactado al ver imágenes de dos médicas que trabajaban con rapidez y decisión. Una de ellas era una joven pediatra, la doctora Amani Ballour.
AMANI, UNA SÍNTESIS DE LAS MUJERES DE TODA SU VIDA
“Me podía imaginar a mi mamá, a mis hermanas, a las mujeres que habían sido golpeadas durante mi encarcelamiento. Todas las historias se unieron en esta mujer, la doctora Amani, que no estaba solamente cumpliendo con su deber como médica: estaba desafiando los estereotipos y prejuicios que la sociedad siria tiene de la mujer”, recuerda Fayyad.
EL DESAFÍO DE NO MOLESTAR
Fayyad les dio instrucciones paso a paso de las maniobras físicas necesarias para lograr la sensación de intimidad que buscaba. “Tenían que saber cómo filmar de una manera sensible, cerca de los personajes, pero sin molestarlos”. Concebía al documental como un exponente de cinéma verité, impulsado por los personajes, sin narración ni entrevistas directas a la cámara. El director quería que su equipo siguiera a los personajes durante períodos largos de tiempo y que los filmara trabajando y también en su vida personal: comiendo, comunicándose con la familia, hablando entre ellos.
FALTA DE LUZ
Los camarógrafos se enfrentaron a un sinfín de dificultades técnicas, sobre todo por la imposibilidad de acceder con equipos sofisticados de alta calidad, apropiados para filmar espacios pequeños y oscuros. Si había un corte de luz, alguno de los camarógrafos encendía la linterna del celular para el que estaba filmando. Los personajes raras veces se aventuran a la superficie, para no arriesgarse a morir en uno de los frecuentes ataques aéreos de los aviones de combate rusos.
ABRIRSE PASO EN LA TRAGEDIA
La doctora Amani actúa según sus convicciones, con especial atención a las niñas, para quienes el futuro era todavía un tema remoto. “En nuestra sociedad, se espera que las mujeres se casen cuando son adolescentes. La mayoría de los hombres y los padres les dicen: «Te casarás y te irás a la casa de tu esposo», pero en ese momento de su vida, las niñas no han oído a los hombres hablar de matrimonio. Ese es el momento de hablarles de su fortaleza. Es muy importante alentarlas. Ellas lo necesitan”.
LA ETERNA ESPERANZA DE JUSTICIA
Cuando le preguntaron sobre sus expectativas en relación a The Cave, la doctora Amani fue, como siempre, directa: “Quiero que esta película signifique un paso en el camino hacia la justicia, tal vez logremos que se haga justicia algún día. Quiero contarle a la generación más joven de Siria, a los hijos de los sirios, la verdad sobre lo que sucedió aquí. Y especialmente quiero que las mujeres de mi país sepan que son fuertes, que pueden desafiar las restricciones, que pueden hacer lo que quieran hacer. Traté de decirles a todas las mujeres que vi, todo el tiempo: «No hagan caso a la sociedad, a lo que la gente dice de ustedes. Tienen que hacer lo que les guste. Tienen que tener fe en ustedes mismas». Algún día, las cosas van a cambiar. La sociedad va a cambiar”.
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