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martes, 7 de agosto de 2018

La experiencia de codirigir cine en Colombia


A propósito del estreno en salas de Cine Colombia de ‘La mujer de los 7 nombres’ el próximo 30 de agosto de 2018, sus directores hablaron sobre el documental, su experiencia, sus propósitos, el tiempo transcurrido y aquellos sentimientos que afloran cuando conoces una historia de vida, de reinvención profunda.

‘La mujer de los 7 nombres’ es un documental,  escrito y dirigido por Daniela Castro y Nicolás Ordóñez, quiénes hoy, días previos a su estreno a nivel nacional, nos hablan de su experiencia codirigiendo y de aquello que sintieron conociendo a profundidad la historia de Yineth Trujillo, su protagonista.

Una historia real para Daniela Castro, el solo hecho de conocer a Yineth cambió su visión de la vida, “La historia de Yineth me hizo sensibilizar con aspectos de la vida que desconocía, pero lo que realmente me transformó fue hacer esta película, sostenerla durante tantos años. Sin duda, lo más complejo no fue lo que pasó ante la cámara, sino lo que vivimos mientras la rodamos”. Y agrega: “Hubo un momento en el cual la figura de la heroína se desdibujó en la una y en la otra y nos estrellamos con la expresión más humana de cada cual. Fue muy duro porque se instaló entre nosotras el conflicto del cual hablábamos, la dificultad de entender las distintas posiciones y, a pesar de eso, debimos seguir construyendo lo que buscábamos. La vida nos impuso poner en práctica el propósito conciliador que queríamos contar”. Daniela además fue madre, en medio del proceso y pudo ver cómo su cuerpo, su casa y su percepción de la vida se fueron nuevas rápidamente.

En el caso de Nicolás Ordóñez, vivir rodeado de mujeres (tiene dos hijas), le parece fascinante y dice: “Me encanta mi vida así. Estudiar la diferencia, lo que no es uno, siempre me ha resultado atractivo. Y si a esto le sumamos la historia de Yineth, pues no hay posibilidad de negarse. Pienso, siento, que las mujeres son extremadamente fuertes y resistentes. Eso me seduce y me maravilla, quizá como un opuesto a mi propia cobardía. Después de conocer al derecho y al revés la historia de nuestra protagonista, siempre resultó para mi indescriptible e incluso magnetizante el hecho de su sonrisa ¿Cómo esta mujer podía reír después de todo lo que le pasó? Eso es la mujer y mucho más. Y yo feliz de conocer más y más sobre la maravilla del mundo femenino”.



Porque #YoSoyMuchasAunque las historias de vida de Daniela y Yineth tienen pocos puntos comunes: son colombianas, son mujeres y tienen la misma edad, Daniela encuentra convergencia en el presente y en la cualidad femenina de “transformarse”. “Yineth y yo nacimos en el mismo país, somos mujeres, tenemos la misma edad y en apariencia nuestros destinos no tuvieron puntos en común. Yo fui una niña llena de privilegios, con derecho a una educación y, sobre todo, con la posibilidad y la consciencia respecto a que debía y podía elegir mi futuro. Yineth en cambio fue una niña que muy temprano dejó de serlo, lo primero que aprendió fue a sobrevivir a un destino que la vida le impuso de tal manera que nadie, ni siquiera ella, pudo preguntarse si existía otra forma de vivir, simplemente se adaptó, como pudo, a escenarios absurdos”. Cuando terminaron la película, comenta Daniela: “Entendí que nuestra historia convergía en el presente, en la necesidad de contarnos nuestra propia historia y, en esa cualidad tan femenina que es la trasformación, bien sea por elección o por necesidad. También comprendí que en la diferencia fue donde nos encontramos para contar una historia que nos pertenece a todos”.

Nicolás Ordóñez opina que el papel de la mujer debe ser el mismo que el del hombre, porque según él, “somos seres humanos en igualdad de derechos”; sin embargo, que: “nosotros, los hombres, tenemos mucho que escuchar y aprender de ustedes, mujeres. Yo lo hice y lo hago desde donde me ha tocado”.


Frente a las tendencias “machismo” y “feminismo”, Nicolás considera que son ideas polarizadas y comenta: “Ojalá nuestra película hable desde un lugar neutral… aunque es claro que la objetividad no existe y es fría”.


Codirigir en Colombia

Daniela buscó compañero para dirigir el documental ‘La mujer de los 7 nombres’, porque “cuando conocí a Yineth, entendí rápidamente que era importante tener cerca una presencia masculina, no sólo porque su vida está marcada por una historia patriarcal, que determina sus formas de ser y hacer, sino porque la presencia de Nicolás servía como catalizador para ciertos relatos de su pasado”.

Por su parte, Nicolás encuentra natural el trabajo en equipo. “El cine es un trabajo en equipo. La vida es un trabajo en equipo. Y en este caso, nuestras dos maneras de crear lazos con nuestra protagonista nos dio un abanico espectacular desde donde pudimos abarcar más de ella. Dos tipos de relación, completamente distintas e igualmente válidas. Y todo aquello volcado por un mismo fin: La mujer de los siete nombres”.

Han transcurrido casi cinco años, desde que se inició el proyecto. Daniela y Nicolás coinciden en el propósito de la película de mostrar la realidad de muchas mujeres colombianas y de la historia del país, que nos atraviesan a todos. Daniela aspira con esta película, “poder encontrar puntos de convergencia entre las diferencias. Quisiera tocar fibras que generen cualquier tipo de reflexión y, por qué no, de trasformación. Si esta película permite que alguien por un rato olvide su rabia y empatice con el dolor, que es el de todos, creo que valió la pena”. Y agrega que su principal objetivo es llegar al público juvenil, porque su visión representa la posibilidad real de trasformación, porque están a tiempo de construir una nueva memoria, para no repetirnos, para no extinguirnos. Por otro lado, me gustaría que la vieran personas que, como Yineth, han tenido que ser muchas, para contarles que no están solos”.

‘La mujer de los siete nombres’ es más que una película para Nicolás. “Es una confrontación directa con la realidad de Colombia. Por tal razón, acepté el reto de trabajar en este documental, siempre motivado por aportar desde mi campo”, comenta. Dice que, desde el inicio, la producción de la película fue contundente: “lo primero que hicimos fue una entrevista a Yineth Trujillo, encuentro que a la postre habría de convertirse en una de las cartas de navegación del documental. Días después viajé a La Habana, donde vi muchas veces el material y se lo enseñé a varias personas. Todo el mundo coincidía en algo: la fuerza de esa mujer, su carisma, esa mezcla extraña entre ternura y dureza, harían de la película futura algo absolutamente entrañable”.

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