Colombia es un país que se juega en cada plato. Su gastronomía no solo alimenta el cuerpo: conecta generaciones, cuenta historias y refleja formas de vida. ¿Y si esa esencia culinaria también se tradujera al mundo del gaming? En un país donde más de 11 millones de personas disfrutan de los videojuegos, se puede encontrar una conexión entre lo que comemos y lo que jugamos. ¿Cómo se relaciona un ajiaco con una historia postapocalíptica? ¿Qué tiene en común una bandeja paisa con un semidiós?
Para celebrar la riqueza cultural de Colombia, buscamos diferentes platos típicos y les encontramos títulos que comparten su mismo “sabor emocional”. No es solo un ejercicio divertido: es una invitación a reconocer en cada bocado una partida de juego.
Y entonces: ¿Qué juego es tu match perfecto según tu comida favorita?
Bandeja Paisa – Death Stranding 2: Colosal, desconcertante, inolvidable. Death Stranding 2 no es una simple entrega, es una travesía completa. Como la bandeja paisa, cada componente —desde sus mecánicas hasta sus personajes enigmáticos— tiene un lugar, un peso y un porqué. Fríjoles, chicharrón, morcilla, huevo, arroz, carne… una mezcla compleja que, aunque parezca imposible de unir, funciona a la perfección. Así es esta secuela: extraña, densa, contundente. No busca agradar a todos, pero quien se atreve a probarla, no la olvida.
Ajiaco Santafereño – The Last of Us Part II: Melancólico, denso, profundamente emocional. El ajiaco, con su cocción lenta, variedad de papas y capas de sabor, es un reflejo perfecto de The Last of Us Part II. Cada ingrediente construye una experiencia que reconforta y duele al mismo tiempo. Como este platillo bogotano, el juego no se apura: se toma su tiempo para desarrollar cada emoción, cada silencio, cada cicatriz. No se trata solo de lo que pasa, sino de lo que queda. El ajiaco, como la historia de Ellie, se sirve caliente, pero se recuerda frío, cuando ya hizo efecto.
Arepa de Huevo – Marvel’s Spider-Man 2: Compacta pero explosiva. Por fuera, una delicia cotidiana; por dentro, pura energía. Así es la arepa de huevo, y así es Marvel’s Spider-Man 2. Lo que parece simple a primera vista balancearse por la ciudad esconde una experiencia cargada de historia, emoción y acción trepidante. Cada combate, cada giro en la trama, es un bocado sorpresivo: crujiente, jugoso, inolvidable. Como esta joya del Caribe colombiano, el juego te atrapa desde el primer mordisco… y siempre quieres otra ronda.
Lechona Tolimense – Black Myth: Wukong: Épica, ceremonial, legendaria. La lechona es una obra de tiempo, técnica y mística. Black Myth: Wukong, basado en la mitología china, honra esas tres cosas con un espectáculo visual y jugable de otro mundo. Como el cerdo relleno de arroz y arveja, el juego está envuelto en una estética imponente, pero lo que lo hace memorable está en su interior: una tradición reinventada, una leyenda hecha jugo y fuego.
Champús del Valle – Astro Bot: Dulce, artesanal, con texturas que sorprenden. El champús, con su mezcla de maíz, piña, panela y lulo, es un juego sensorial, igual que la experiencia de Astro Bot: divertida, vibrante y llena de descubrimientos que apelan a los sentidos.
Un homenaje multisensorial a lo nuestro, a lo colombiano.
Esta temática busca invitar a los jugadores a verse reflejados en su identidad cultural. Desde Pasto hasta Riohacha, pasando por Medellín, Manizales, Neiva o Sincelejo, todos tenemos un plato que nos representa. Ahora, juntos encontremos ese juego que más se parece a nuestro plato típico.
Porque en Colombia, se juega como se come: con sazón, con pasión y con historia.
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