Los criterios ESG se posicionan ante las organizaciones, gobiernos y ciudadanos para hacer frente a las crecientes demandas sociales, ambientales y de gobernanza que enfrenta el mundo.
Otras tendencias se enfocan en la preferencia laboral de las generaciones, el comportamiento del consumidor y la consolidación de la Inteligencia Artificial.
El 2024 será un año de recuperación, cambios y de la consolidación de una nueva manera de hacer frente al mundo de los negocios. En materia económica, la región seguirá mostrando un crecimiento aletargado en línea con 2023, donde proyecciones del FMI, el Banco Mundial y los bancos de inversión hablan de un crecimiento en torno a 2% y 2.3% en América Latina.
Este escenario económico presiona y renueva la discusión respecto de la necesidad de que la región impulse políticas públicas que acompañen nuevos niveles de desarrollo, poniendo especial foco en sectores productivos, los cuales pueden favorecer la entrada de capitales frescos que promuevan la inversión pública y privada.
Por lo anterior, Eduardo Valente, Socio Líder de Mercados de EY Latinoamérica, reunió diferentes encuestas y estudios realizados, y desarrolló el informe 5 macrotendencias para América Latina, las cuales son:
Una nueva forma de trabajar
La recuperación del empleo pospandemia y las oportunidades del teletrabajo han empujado a los trabajadores a buscar compatibilizar renta, tiempo libre y traslado hacia las oficinas, lo que se ha traducido, por ejemplo, en una mayor predisposición a buscar cambios de empleador, especialmente en las generaciones más jóvenes. Esto se reflejó en la última edición de Trabajo Reimaginado de EY, que muestra que el 34% de los trabajadores de Latinoamérica, estarían dispuestos a renunciar a sus puestos este año.
Ahora, si revisamos esta predisposición al cambio por generaciones encontramos que el 57% de la generación Z dejaría su actual empleo, el 22% en el caso de los millennials, el 34% la generación X y el 43% los baby boomers. Por género, el 44% de las mujeres están más dispuestas a dejar sus puestos, frente al 19% de los hombres.
Con respecto a la irrupción tecnológica en las organizaciones, la llegada de la inteligencia artificial (IA) ha tenido no solo una importancia fundamental para las compañías, sino que también se ha trasladado hacia los trabajadores, donde 73% a nivel regional utiliza o planea utilizar IA en los próximos 12 meses.
Un nuevo consumidor tras la inflación: marcas propias, bienestar y sustentabilidad
Según nuestro último EY Future Consumer Index, el 53% de los consumidores declara que volvería a las marcas premium solo si existe una diferencia de precio respecto de las marcas blancas. Asimismo, el 35% de los consumidores han mantenido la compra de sus marcas tradicionales y pese al alza de precios no modificaron ni modificarían su comportamiento.
Otro de los temas que se posicionó durante el periodo de pandemia y que se mantiene hasta hoy es el concepto de bienestar al momento de comprar: el 51% de los encuestados prefiere las marcas sustentables con menos embalajes y mejores ingredientes. En esta línea, el wellness personal se reforzó tras la pandemia: mayor compra de dispositivos para monitorear desde el ritmo cardiaco, la ingesta calórica y los ejercicios diarios, hasta los niveles de estrés. Se estima que entre un 30% y 40% adoptó este nuevo estilo de vida.
El regreso de la geopolítica
Hoy en día contamos con, a lo menos, cinco temas de alto impacto en el mundo: Rusia-Ucrania; Israel-Hamas; el bloqueo en el Canal de Suez (ataques de hutíes a las mayores navieras del mundo), una ola masiva de elecciones presidenciales alrededor del mundo y la la crisis migratoria.
De acuerdo con nuestro último Geo Strategic Outlook en 2024, el 54% de la población equivalente al 60% del GDP global estarán inmersos en procesos electorales, las cuales se desarrollarán en El Salvador (febrero), Panamá (mayo), México (junio), República Dominicana (julio), Uruguay (primera vuelta en octubre y segunda vuelta en noviembre) y finalmente Venezuela (diciembre).
A estos procesos geopolíticos globales se suman dos corrientes que se han transformado en una preocupación para gobiernos y opinión pública: el aumento de la percepción de inseguridad y la escalada de violencia que podría traer importantes repercusiones para los procesos electorales en curso.
Sostenibilidad: la mirada hacia el largo plazo
Los consumidores y las empresas ven la sostenibilidad y los criterios ESG como una línea base donde se posicionan las organizaciones, los gobiernos y ciudadanos para hacer frente a las crecientes demandas sociales, ambientales y de gobernanza que enfrenta el mundo. Factores como el cambio climático, la escasez hídrica y los cortes en las cadenas de suministro ponen sobre la mesa la necesidad de tener una agenda de largo plazo que permita disminuir los niveles de vulnerabilidad ambiental que enfrentan las empresas.
En lo que respecta al consumo, tendencias como cocinar lo justo y reducir el desperdicio de comida es algo que ya marca al 90% de los consumidores en el mundo. La reparación de electrodomésticos, ropa o pensar en un segundo uso de las cosas también se ha instalado a nivel global, llegando a casi un 70% de la población. Esto mismo se ve reflejado en la mayor prevalencia de envases retornables (bebidas, detergentes), donde el 40% de los consumidores está dispuesto a rellenar para aportar.
La consolidación de las IA
Si el 2023 fue el año de la disrupción de la inteligencia artificial, el 2024 será el de su consolidación. Así, para este año ya se vislumbra un mayor protagonismo de la IA, donde tareas como la gestión de datos; seguridad; personalización de experiencias de consumidores y la automatización de mensajería serán parte de los grandes avances y la materialización de sus beneficios.
Esta tendencia es recogida en nuestro último CEO Outlook, donde el 99% de los encuestados reconoce que invertirá en inteligencia artificial generativa (GenAI), debido a su “potencial disruptivo para sus negocios en los próximos años”. Sobre las empresas que ya utilizan esta tecnología, el 64% de los CEO ve un impacto en dos años o menos y el 36% estima un impacto de entre tres a cinco años.
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