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jueves, 30 de noviembre de 2023

Arquitecto colombiano rescata técnicas y tradiciones en riesgo de desaparecer

Fidel Mendoza es el arquitecto bogotano que está dándoles nuevas posibilidades y usos en sus proyectos de diseño y construcción a técnicas ancestrales como La Chamba, el telar y croché en fibra de hojas de plátano, el rollo tinajero, el hierro forjado, la fundición en bronce a la cera perdida y el vidrio soplado.  


Con esta iniciativa, el director del Estudio FMAS en colaboración con artesanos colombianos está rescatando del olvido saberes tradicionales y contribuyendo a darle un carácter propio a la arquitectura contemporánea del país.  


Enchapes para pisos, paredes y baños hechos con el material que los artesanos de La Chamba, Tolima, usan para crear La Chamba, la reconocida cerámica negra que lleva el mismo nombre de este municipio y que, en 2019, recibió la denominación de origen artesanal, es una de las propuestas innovadoras con las que Fidel Mendoza, arquitecto con vasta experiencia en diseño y construcción, está preservando del olvido técnicas y saberes ancestrales colombianos junto con Carmen Prada, maestra de Artebarro La Chamba. 


Mendoza, un enamorado incondicional de Colombia y de sus tradiciones, ayuda a mantener vivas técnicas del diseño artesanal que están en riesgo de desaparecer. Una labor que realiza con Estudio FMAS (del cual es arquitecto director) y en colaboración con artesanos colombianos. Este esfuerzo, a su vez, les permite desarrollar productos arquitectónicos que fusionan técnicas tradicionales con diseños contemporáneos para generar aplicaciones únicas y auténticas que enriquecen sus proyectos. 


“¿Cómo no aprovechar un material tan espectacular y auténtico que vemos en vasijas, tinajas y otros utensilios, y ese conocimiento de los maestros chamberos que lo trabajan, con quienes estamos desarrollando enchapes alisados, punteados o rugosos para algunos de nuestros proyectos”, comenta este bogotano, quien también se destaca por su trabajo arquitectónico desde la fenomenología, “la teoría basada en crear espacios que inspiren y conmuevan al ser humano y que  estudia cómo el entorno influye en nuestra capacidad de disfrute y creación a través de los sentidos”, explica. 


Para Mendoza, quien valora la conexión entre las personas y sus espacios, lo que se traduce en proyectos funcionales, estéticos y profundamente significativos, es innegable que nos falta aprender a apreciar el conocimiento de los artesanos colombianos y de los materiales autóctonos en toda su dimensión. Esto se observa, en “prácticas comunes que tenemos como importar mármoles italianos, yo no sé desde hace cuantos años, por ejemplo, para diseñar una construcción en un clima como el de La Mesa, Cundinamarca, en lugar de aprovechar el talento, las técnicas de los artesanos de esta zona y la materia prima que da nuestra tierra –subraya–. Y esto pasa porque hay arquitectos y diseñadores que creen: ‘Si no hay mármol, entonces no hay un buen diseño”. 


Por eso elogia que en la arquitectura y el diseño se empleen diversos materiales y técnicas como el rollo tinajero, autóctona de la comunidad Juana Sánchez, del corregimiento de Hatillo de Loba, Bolívar, reconocida gracias a la elaboración de preciosas tinajas en cerámica. Justamente, este otro de los tesoros culturales que el arquitecto y su Estudio FMAS está integrando en sus proyectos. “Lo estamos haciendo con María Cano, artesana contemporánea y dueña de la marca Salvaje, quien está aprendiendo esta técnica directamente de las cuatro tinajeras, mujeres mayores y las únicas que la conocen y dominan en la actualidad”, cuenta preocupado el arquitecto, quien hace un llamado para que este tipo de iniciativas de recuperación y conservación del legado cultural colombiano se repliquen y “así se impida que nuestra riqueza ancestral muera poco a poco con las últimas familias que se han dedicado a aprender y vivir de este oficio”.  


La técnica telar y croché en fibra de plátano, realizada por Libertejidos, una empresa de tradición familiar en San Agustín, Huila, también es otra de sus predilectas. “En este material se hizo el cielo raso de Casa Samadhi en Guachaca, Magdalena, que acabamos de diseñar. Una construcción pensada como exponente de la artesanía colombiana y en la que hay tal apropiación del valor de lo nuestro que incluso su propietaria, quien está haciendo un curso de cerámica, está creando unos enchapes que se incrustarán en las paredes como un mosaico”, explica Mendoza. 


El arquitecto creará las entradas de luz de este lugar con unas tonalidades especiales para otorgarle un aire de tranquilidad; labor que realiza con Cristal Artesanal Limitada, una empresa familiar de artesanos de Bogotá que por generaciones se ha dedicado a hacer vidrio soplado. Detalles de herrajes y vasijas para recolectar agua en hierro fundido y bronce a la cera perdida son otras propuestas que está trabajando con la empresa Kabiros de Bogotá y con la que también está diseñando objetos decorativos como lámparas, bajo el nombre de TACTO.


Fidel Mendoza en cada proyecto busca crear experiencias espaciales que resuenen con la esencia de su contexto y con las necesidades y deseos de quienes interactúan con este. Ya sea que estén diseñando una vivienda privada, un espacio público o una estructura para acoger multitudes, su pasión se refleja en cada detalle y en cómo logra una armonía entre el entorno y la experiencia humana.


Estudioso, sensible, riguroso y visionario, este bogotano de 37 años ha obtenido reconocimientos y distinciones que resaltan su excelencia profesional y su compromiso con la arquitectura y la sostenibilidad. Graduado de la Universidad de Los Andes en 2010, un año después con MEMA Arquitectos, la primera firma que creó con un amigo, ganó el concurso ‘Buena Arquitectura Excelente Pedagogía’ con el que contribuyó a la construcción de aproximadamente 180 colegios de los 1.200 planeados bajo su diseño hasta 2014. Este reconocimiento especial lo recibieron del entonces presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el Ministerio de Educación Nacional. 


En 2014, obtuvo una mención de honor por el diseño del Museo Mario Toral en Santiago de Chile. Y en 2019, diseñó y construyó el Parque Ludoteca Fundación CreSiendo, en El Rosal, Cundinamarca, uno de los trabajos que más lo llena de satisfacción y que fue seleccionado en 2021 como uno de los 250 proyectos más sostenibles de Latinoamérica por Premios Latinoamérica Verde, debido a su bajo impacto ambiental y alto impacto social.

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